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miércoles, 7 de febrero de 2007

El silencio

Cuando los labios duermen, las almas despiertan y empiezan a obrar; porque el silencio es el elemento lleno de sorpresas, de peligros y de felicidad, en el cual las almas se poseen libremente. Hay seres con quienes el más grande de los héroes no se atrevería a callar, y hay almas que, aunque nada tienen que temer, tiemblan de miedo de que ciertas almas las descubran. Nunca se sabe cuál será la calidad del silencio que va a nacer. Si todas las palabras se parecen, todos los silencios difieren, y casi siempre todo un destino depende de la calidad de ese primer silencio que dos almas van a formar. Se efectúan mezclas, no se sabe dónde, porque los depósitos del silencio están situados muy por encima de los depósitos del pensamiento. / El silencio. La inteligencia de las flores. Maurice Maeterlinck.

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